Si, pero si se mantiene mi intención de martirizarles con el bueno de Jack London verá cual es la jugada de los dioses al respecto...¿quien tiene mejor estrategia, el que persigue sus deseos y al conseguirlos, deja de quererlos, o el que se rinde con la esperanza de conservar tal vez ese ansia de conquista? No olvide que en realidad poco importa, los dioses conocen nuestras cartas... Que serio y pedante me ha quedado esto. En serio, el relato de London vale la pena...procuro resumirselo un poco ok?
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